AMATRIAINEN PIPERRAK
Asado de pimientos a pie de plaza
Justo al comienzo de una nueva temporada, José Luis Amatriain ofrece el producto que asa en su puesto
En esta época del año, la primera impresión para aquella persona que llega hasta la plaza un miércoles de feria es muy posible que se la proporcione la vista, al situarle ante toda una sinfonía de colores. A partir de ahí, si de los sentidos se trata, podría tener opción el gusto, llamativamente, en muchos casos el tacto, y no parece que el oído hiciera podio ya que, al menos desde la percepción de los habituales, la cita no resulta especialmente bulliciosa, excepción hecha del momento de carga y descarga.
Y en este repaso sensorial, el olfato tampoco parece que tendría mucho que decir. Eso, hasta la semana pasada, último miércoles del verano, cuando José Luis Amatriain, frutero a la sazón, se lió la manta a la cabeza y, sin precedente que se conozca, se llevó un tamboril para asar pimientos, al propio puesto. El intenso y característico aroma se percibía nada más pisar el casco histórico.
Amatriain regenta dos fruterías en Ordizia, actividad que, originariamente, pusieron en marcha sus padres, Floren y María Puy, en Segura, hace 35 años, y a la que se incorporó su hijo José Luis con 15 años, y de la que se hizo cargo nada más cumplir los 19. De todas formas, todos los de casa echan una mano. «Saliendo a la feria», apunta Amatri, «llevaremos, fácil, treinta calendarios».
Y en esto que llega el tiempo de embotar, el de llenar la despensa para prolongar la presencia en la mesa de todos esos productos, que se despiden, terminada la temporada.
«Comenzaba una nueva temporada de pimientos», explica Amatri, y consciente un poco de todo, de lo que ha sido esta campaña, de la dificultad de asar pimientos en casa, de que, en cualquier caso, el público de toda la vida aprecia el producto, y viendo que en otros sitios lo hacen, «decidí coger un tamboril y empezar a ofrecer pimientos asados, a pie de plaza».
Práctica problemática
«La costumbre de embotar va a la baja, y en el caso del pimiento tiene su dificultad, porque si lo haces en casa seguro que en la comunidad de vecinos te trae más problemas que amistades», dice.
Los que quedan de antes lo harían teniendo dónde. A los jóvenes no se les pasa ni por la imaginación. En cualquier caso, en el plato, todos coinciden en que se trata de un manjar.
«Y aunque no lo había hecho nunca, y que ni siquiera había probado el tamboril, el resultado fue más que satisfactorio», comenta.
«Además», añade, «empecé tarde porque serían las 9 de la mañana cuando puse la primera tanda. Y como todo era nuevo, se me ocurrió ofrecer tres kilos de pimiento, en fresco, casi la carga del tamboril, de las variedades piquillo, pico y najerano, a 4,95 euros el lote».
Fue un aprendizaje para todos. Había quien quería llevárselos antes de que se terminaran de hacer, y eso que en cinco minutos están listos, porque perdían el tren. O quienes preguntaban, en el caso del piquillo, si picaban. «Es la única variedad en la que puede ocurrir, pero no hay forma de saber qué pimiento es el que te la va a jugar», explica.
Antiguamente, el pimiento de bola era la variedad estrella, hoy ha pasado a un segundo plano desplazado por el piquillo.
«Pues nada, que no me dieron tiempo ni a respirar. Calculo que asamos, por lo menos, 125 kg. Un éxito y una respuesta», expone Amatri, «que me ha animado a poner en marcha, hoy, el tamboril desde las 6 de la mañana, hora a la que montamos el puesto, para que así nadie tenga que esperar. Además he modificado el tamboril y creo que he conseguido casi el doble de capacidad. La propuesta que tengo pensada para hoy es de dos euros, 10 pimientos de piquillo, o bien 6 de pico». Una vez de asados, limpiarlos tiene su trabajillo pero la piel sale fácil. Y a partir de ahí, consumir o congelar.
«Hay pimientos enlatados, muy buenos y a muy buen precio. Nosotros vendemos los dos, en fresco y envasado. El fresco es supernatural y personalmente entiendo que su sabor es único. Además son pimientos de Mendavia, que es sinónimo de garantía», subraya.
«Nada, que estoy muy animado. Buen producto, buen precio. Sin duda alguna, otro atractivo para la feria, que me anima a estar al pie del cañón hasta que finalice la campaña allá por mediados de noviembre, e incluso participar en la feria de los viernes. Veremos qué pasa hoy», concluye.
DIARIO VASCO. 2011/09/28